jueves, 15 de abril de 2021

CONSEJERÍA ACERCA DEL AMOR













La fuerza negativa del amor

He llegado a darme cuenta de que nunca podemos agotar la conversación cuando el tema es el amor. ¿Por qué? Al reflexionar en ello he llegado a la conclusión de que sucede tal cosa porque el tema del amor es lo prioritario  en lo que  tiene que ver con nuestra esencia humana, y en la continua dinámica relacional que generamos en nuestro entorno.

También he aprendido que existe una fuerza negativa la cual no permite el desarrollo del amor. Esto tiene que ver con nuestra propia naturaleza egoísta –entiéndase la búsqueda del propio bienestar personal y a toda costa- que identifica nuestra limitada existencia. Tal fuerza negativa es la satisfacción. Me recuerda el himno de la juventud rebelde, y todos hemos sido jóvenes a esta altura del camino, esa canción cuyo título define al ser que va como náufrago por la vida: ‘No puedo obtener ninguna satisfacción’ (I Can’t Get No Satisfaction. Rolling Stones, 1965). 

Eso, precisamente eso, la búsqueda de la satisfacción obstaculiza el desarrollo del amor. Porque cuando anteponemos nuestra propia satisfacción (adulada, embutida y comercializada en todas las pantallas del mundo), al verdadero significado del amor, perdemos lo mejor… de hecho perdemos todo. Vagamos sin destino y no llegamos a conocer el verdadero amor: servir a los demás, dar en lugar de obtener. 

El ciclo vicioso

Es común confundir el significado de estar satisfecho con estar realizado. Muchos lo entienden de esa manera, y de nuevo el egocentrismo salta a la vista. Somos atrapados en la búsqueda de una satisfacción inmediata, para lograr nuestro propio deleite. Pero si pensamos con sabiduría nos hemos de dar cuenta de que es una carrera que nunca tiene final, no hay una meta en sí; pues la satisfacción no es permanente y pronto estamos en la búsqueda de una nueva satisfacción. 

El egoísmo natural nos hace olvidar que existe también la contraparte de la satisfacción… la insatisfacción. Desde la perspectiva del amor, yo lo defino como el ciclo vicioso que obstaculiza, precisamente, su propio desarrollo. Entiéndase bajo este concepto.

La fuerza positiva del amor

Somos el reflejo del amor que nos inspira. Si el amor corresponde al más alto nivel, su equivalente es el sacrificio. Los antiguos nos enseñaron que las cosas adquieren más valor cuando se logran a base de sacrificio y esfuerzo. De ahí que valoramos el sacrificio supremo demostrado por aquel que fue herido y abatido; ejemplo invaluable lo encontramos en Jesucristo (Is. 53:4). Su meta no fue buscar la satisfacción, su meta fue… servir, y así, al servir, se sintió satisfecho. Siempre buscó, y siempre encontró a quien pudiera servir. Su enseñanza ejemplar todavía perdura. 

La correlación se puede plantear de manera muy simple: sacrificio es igual a amor, amor es igual a servicio. Por lo tanto, la fuerza positiva que permite el desarrollo del amor es el servicio. Servir a quien está a nuestro lado, servir… servir… servir… Servir define entonces nuestra vida.

Dejemos de anotar las cosas que tenemos que hacer para obtener satisfacción, y en su lugar hagamos una lista de las cosas que nos motiven a servir… solo entonces aprenderemos lo que es el verdadero amor. Hoy es tiempo de amar (Ec. 3:8). El sentido de la vida y la sabiduría van de la mano, la elección está en nosotros.