martes, 29 de junio de 2010
ENTONCES, ¿QUÉ HACEMOS CON LAS EMOCIONES…?
Que no nos atrapen!
Al analizar toda la influencia que pueden ejercer las emociones en la vida de los individuos nos damos cuenta de la calidad de vida problemática en que están inmersos. Considero que el conflicto existencial se deriva del apego a las emociones como patrón de conducta en la vida cotidiana, en el existir, precisamente.
Si estamos preocupados por ser ese tipo de creyentes que aspiran a la madurez espiritual, deberíamos estudiar más acerca de las emociones para saber cómo lograr sobreponernos a ellas y evitar que nos alejen de Dios. Cuando nos dejamos guiar por las emociones solo estamos dejándonos llevar por la carne (ley del pecado), apartándonos así de Dios (la ley del Espíritu, como lo dice Pablo en Ro.7.14-8.2,7).
El consejero debe de tomar muy en cuenta todo lo relacionado con las emociones, estudiar sobre ese tema. Al aconsejar, hay que reconocer el impacto que estas causan. Esto nos ayuda a orientar mejor al aconsejado, pues muchas veces el origen de su conflicto(s) está escondido en su vida pasada.
Pienso en la necesidad de orientar a la iglesia acerca del peligro de dejarse llevar por las emociones. La pertinente orientación puede ser posible a través de temas que se traten a nivel congregacional. Considero de importancia que las familias conozcan acerca de las emociones, pues muchos conflictos no tienen solución debido a que no se puede analizar en su momento la influencia de las emociones –sobre todo en los casos de maltrato.
La gente necesita saber que Dios, por medio de su Espíritu Santo, conforta nuestra alma y hace posible la restauración del daño emocional que se experimenta en las diferentes etapas de nuestra vida. Que es necesario depender totalmente de Dios en cualquier dificultad y no apoyarse en alguna cosa o persona, pues luego se vuelve una adicción y eso lleva a la codependencia.
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jueves, 24 de junio de 2010
LAS EMOCIONES
Que no te controlen ellas
El tema de las emociones siempre es interesante estudiarlo pues aprendemos mucho acerca de la naturaleza humana.
Profundizar sobre el tema de las emociones ha de permitirnos llegar a conocernos más a nosotros mismos, así como a los demás.
El libro Controlando Sus Emociones, de Joyce Meyer, nos hace ver la importancia de conocer sobre las emociones y cómo controlarlas.
Al analizar el tema, podemos darnos cuenta de que no hay nada de malo en experimentar alguna emoción en determinado momento; lo importante es no dejar que las emociones nos controlen.
Cuando investigamos el significado de la palabra “emociones”, encontramos que una de las definiciones conlleva la idea de “alejarse”. Con esto en mente podemos entender que, precisamente, las emociones intentan lograr que las sigamos a ellas, y así alejarnos de aquello que tiene un verdadero significado en nuestra vida: la voluntad de Dios.
Ya hemos mencionado anteriormente acerca de la importancia de conocernos a nosotros mismos. Al tomar conocimiento de nuestra personalidad, podemos saber anticipadamente cómo reaccionamos ante las emociones y a la misma vez, solicitar la ayuda del Espíritu Santo para dominar nuestras debilidades.
Así, lograremos ser personas equilibradas alejadas de la influencia de Satanás. Lograr esto no es fácil, pues se requiere tiempo para aprender a manejar las emociones. De éstas, las más comunes son el enojo, la culpa, y el sentimiento de inferioridad, las cuales no nos permiten avanzar si continuamos estancados en ellas.
Algo que se debe enfatizar es la sanidad de las heridas del pasado. Esto solo se logra confiando en la justicia de Dios, pues muchas veces las heridas del pasado son la causa del conflicto actual. Debemos reconocer que solamente confiando en Dios, en esa promesa de bendición que ha dado a los que esperan en El, podemos lograr sanar cualquier maltrato, injusticia o herida del pasado.
Claro, evitando buscar la solución en otros métodos que no son los de Dios; como por ejemplo, la meditación trascendental, o progresiones retroactivas, ni ningún método de control mental.
Acerca de la autoestima hemos de considerar que, solo es posible edificar la nuestra si tomamos en cuenta la manera en que Dios nos ve. No como nos vemos nosotros, ni como las demás personas nos ven, sino como Dios lo hace. Eso solamente podemos lograrlo con la ayuda del Espíritu Santo, pues es quien puede sanar nuestras heridas, ya que solo él conoce realmente nuestro interior.
Dejemos de sentir lástima por nosotros mismos y aprovechemos el tiempo para disfrutar los días que Dios nos da. No tiene caso preocuparnos por las cosas que no podemos cambiar.
Al estudiar el tema de las emociones, se nos hace énfasis en evitar los altibajos emocionales para desarrollar una verdadera madurez espiritual. También, se nos insta a sobreponernos –con la ayuda del Espíritu Santo- a la depresión que viene al desilusionarnos o desanimarnos por algunas circunstancias que lleguen a afectarnos en la vida.
La victoria para el control de las emociones está en depender totalmente de Dios, evitando la codependencia de las cosas y las personas.
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Basado en el libro Controlando Sus Emociones de Joyce Meyer, Ed. Casa Creación
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domingo, 13 de junio de 2010
NUESTRO COMPORTAMIENTO (Parte seis de seis)
Por qué somos como somos
Salud
Mens sana in corporis sano. -Juvenal. Poeta romano. Siglo I d.C.-
Al considerar el factor salud en nuestro comportamiento, complementamos el esquema que conforma nuestra personalidad: por qué somos como somos.
Hemos visto que cada uno de estos factores influyen de manera importante para explicar los rasgos acerca de nuestro comportamiento.
Debemos considerar la salud como factor importante pues es la expresión viva de nuestro comportamiento.
Todos reconocemos la importancia de mantener nuestro cuerpo en buen estado de salud para mantenernos activos y llegar a cumplir nuestras responsabilidades.
Lamentablemente carecemos de una cultura de la buena alimentación en una relación proporcional a la buena salud que requiere nuestro organismo.
Como parte de la adecuación de malos hábitos en los horarios alimenticios, se pone en riesgo la salud. Sin mencionar que el sistema inmunológico, que promueve las defensas en nuestro organismo, se ve disminuido en las personas que acostumbran dormir poco, o desvelarse, debido a un buen numero de actividades que se atienden al no saber fijar límites en horarios nocturnos.
Consideremos el poner atención a nuestra salud de manera sistemática. Tomemos tiempo para educarnos acerca de nuestra salud. Sepamos cuales son los riesgos que implican los desórdenes alimenticios (p.ej. síndrome metabólico), los excesos laborales, el activismo (efecto directo: estrés), una agenda saturada de compromisos (el no saber decir NO), la falta de descanso, etc., todo ello afecta nuestra salud.
La advertencia: “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo...?” (1 Co.6.19).
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jueves, 3 de junio de 2010
NUESTRO COMPORTAMIENTO (quinta parte)
Por qué somos como somos
Ya con todos los factores que hemos considerado acerca de nuestro comportamiento podemos entender bastante bien por qué somos como somos, y todo ello nos lleva a reflexionar en la complejidad de la conducta humana y lo difícil de entender al ser humano.
En el proceso de la vida van surgiendo a la vez otros indicadores de nuestro comportamiento. De manera importante también deja huella en nuestra personalidad lo que es nuestra motivación.
Motivación
Podríamos decir que la motivación es un impulso que nos permite mantener una cierta continuidad en la acción que nos acerca a la consecución de un objetivo y que una vez logrado, saciará una necesidad. Hay varios tipos de motivación, por ejemplo, hay motivación interna (espontánea) o externa (inducida), positiva (intrínseca o extrínseca) o negativa (castigos, amenazas). (Tipos de motivación. monografías.com)
Cuál sea nuestra motivación en la vida define nuestros logros o fracasos. Si al emprender tal o cual tarea, trabajo, responsabilidad, o encomienda tengo una verdadera motivación que me impulsa a su realización, todo lo que haga reflejará el grado de esa motivación intrínseca. Por el contrario, si al querer lograr algo carezco de suficiente incentivo motivacional, los resultados se obtendrán con cierto demérito, o no se alcanzarán en lo absoluto.
En el desarrollo de nuestras actividades cotidianas, la influencia de nuestras motivaciones personales se habrán de manifestar revelando rasgos importantes de nuestra personalidad.
Actitud mental
En este apartado no debemos considerar únicamente el enfoque psicológico, pues también es importante el aspecto espiritual. Mente y espíritu no pueden desligarse. «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» Marcos 12:30.
Una sana actitud mental revela también una sana actitud espiritual. Habla de una sanidad interior. No solo nuestro cuerpo requiere de salud, pero nuestro interior debe también estar sano.
Cuando hablamos de una sanidad interior, hablamos de la salud del alma. En pleno siglo XXI, hoy más que nunca, la actitud mental tiene mucho que ver con la forma en que nos comportamos.
Consideremos sobre todo los desórdenes emocionales que están a la orden del día, ansiedad, miedos, fobias, estrés y depresión, factores desencadenantes de múltiples desajustes en la esfera (definida por la OMS) biopsicosocial y espiritual del individuo. Observándose los efectos directos en la conducta del individuo, en sus emociones, afectando también su salud física y mental, así como su entorno familiar, laboral y social.
Esta actitud mental -y espiritual, es también formativa de nuestra personalidad desde los primeros años de crecimiento.
Vivir la vida a plenitud tiene que ver mucho con la actitud mental que nos impulsa. Una actitud mental positiva revela una estabilidad emocional y espiritual que incide de manera importante en nuestro comportamiento, revelando la calidad de nuestro ser interior.
La actitud mental tiene que ver también con el grado de autoestima que poseemos. Al respecto la reflexión de San Pablo me parece oportuna: «… ninguno tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno» Romanos 12:3.
La actitud mental tiene sus repercusiones en todos los ámbitos de nuestra vida.
Libro recomendado: Cambios que sanan. Dr. Henry cloud. Ed. Vida. 2003.
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