CORONAVIRUS: REACCIONES ANTE LA ENFERMEDAD COVID-19
Tiempos de pandemia
Miedo y
preocupación
De las primeras
reacciones al darnos cuenta de la gravedad de COVID-19 ha sido el miedo. Sobre
todo al enterarnos del pronunciamiento por parte de la Organización Mundial de
la Salud de lo que era inminente: la declaración de pandemia, debido el alcance global de la infección. Miedo y
preocupación por nuestro propio estado de salud y por el de nuestros seres
queridos. Quizá más preocupación ante el hecho de no saber cómo afrontar tal riesgo. O la
incertidumbre acerca del alcance real de la transmisión del contagio de
COVID-19.
Ansiedad y
estrés
La ansiedad elevada
genera estrés. Ansiedad derivada de la saturación de malas noticias. Ansiedad
por la impotencia ante la gravedad de la pandemia. Ansiedad que altera la
conducta habitual, el sueño, los hábitos alimenticios, y que limita la
capacidad de relacionarse en el espacio confinado. Todos estos factores no son
fácil de abordar y solucionar cuando el aislamiento limita al ser humano.
La guía “Hacer frente al estrés durante la pandemia del coronavirus (COVID-19)” del Group Health Cooperative anota lo siguiente:
El brote del coronavirus (COVID-19) puede ser estresante para las personas y las comunidades. El miedo y la ansiedad por una enfermedad pueden ser abrumadores y causar emociones fuertes en adultos y niños. Cada persona reacciona de manera diferente a situaciones estresantes. El impacto emocional de una emergencia en una persona puede depender de las características y experiencias de la persona, las circunstancias sociales y económicas personales y de la comunidad, y así como de la disponibilidad de recursos locales. Las personas pueden sentirse más angustiadas si ven imágenes que se repiten o escuchan informes repetidamente acerca del brote en los medios de comunicación. https://ghcscw.com/SiteCollectionDocuments/COVID19_Coping_With_Stress_FAQ_Spanish.pdf
Suicidio por coronavirus
Cuando el miedo es de tal magnitud se corre también el riesgo de actuar de maneras equivocadas, hasta llegar incluso al suicidio. Diferentes medios lo han publicado*: un médico en Paris, una persona en Chiapas, una pareja en Illinois, una doctora en N.Y., una enfermera en Italia, y recientemente en Turquía un futbolista asesina a su hijo.
La esperanza
hace la diferencia
Ante el miedo, la
ansiedad y la angustia debido a un panorama tan desalentador hay algo que, de
manera sobresaliente, nos puede ayudar: tener esperanza. Sin esperanza no
hay un presente que podamos cimentar ni un mañana que podamos construir. La
esperanza nos hace tener fe y el ánimo necesarios para seguir avanzando a pesar de
las adversidades. No olvidemos que la esperanza es la que nos mueve cada día, tanto
en nuestros anhelos por lograr tener éxito en nuestras actividades de rutina;
así como a esperar que el futuro próximo nos sea más que favorable. La
esperanza está a nuestro alrededor.
No solo los seres
humanos aspiramos a un estado de perfección, pero la creación misma también lo
espera. Hoy, la humanidad ha detenido su acelerada marcha cotidiana a causa de
la pandemia (se han detenido las máquinas y sus operadores), por lo tanto, el mundo tiene tiempo de recapacitar y retomar el camino de la esperanza.
Esperanza ante el dolor
Con esperanza podemos superar también el dolor, reconocido o no, que nos causa la visión de un mundo diferente. El dolor inexpresivo. El dolor que no se pregona, pero que se anida en nuestro ser. Dolor por el cambio tan drástico de la vida a la que nos habíamos acostumbrado; una vida confortable y llena de rutinas. Una vida apegada a lo material. Por consecuencia, dolor ante el desastre de una economía, que estaba, en cierta manera controlada. Y el dolor ante el distanciamiento de una humanidad llena de incertidumbre, con preguntas acalladas desde nuestro interior. Tanta desesperanza puede hacernos una sociedad presa del miedo.
Con esperanza podemos superar también el dolor, reconocido o no, que nos causa la visión de un mundo diferente. El dolor inexpresivo. El dolor que no se pregona, pero que se anida en nuestro ser. Dolor por el cambio tan drástico de la vida a la que nos habíamos acostumbrado; una vida confortable y llena de rutinas. Una vida apegada a lo material. Por consecuencia, dolor ante el desastre de una economía, que estaba, en cierta manera controlada. Y el dolor ante el distanciamiento de una humanidad llena de incertidumbre, con preguntas acalladas desde nuestro interior. Tanta desesperanza puede hacernos una sociedad presa del miedo.
El valor de la esperanza
Si algún valor ha de ser prominente en estos tiempos de pandemia y post-pandemia, es el valor de la esperanza. Pero no la esperanza por la cual podemos lograr algo en base a nuestro propio esfuerzo, sino la esperanza sobrenatural, la que proviene de lo alto, la esperanza que “… no avergüenza, porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado” Ro.5:5. Retomemos la visión de un nuevo mundo y enfrentemos la vida con ese tipo de esperanza.
Si algún valor ha de ser prominente en estos tiempos de pandemia y post-pandemia, es el valor de la esperanza. Pero no la esperanza por la cual podemos lograr algo en base a nuestro propio esfuerzo, sino la esperanza sobrenatural, la que proviene de lo alto, la esperanza que “… no avergüenza, porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado” Ro.5:5. Retomemos la visión de un nuevo mundo y enfrentemos la vida con ese tipo de esperanza.
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Que el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en
el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu
Santo. Ro. 15:13
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*Medios
que han publicado los casos mencionados:
Chiapas:
https://aristeguinoticias.com/1304/mexico/se-suicida-indigena-zoque-de-chiapas-con-covid-19/
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