(Segunda parte)
ENSEÑANZA
Del griego didasko, «enseñar», encierra la idea de enseñanza o instrucción sistemática.
Lo que caracterizó al ministerio de nuestro Señor fue su énfasis en la enseñanza (Mt.7.28-29). Un fuerte énfasis sobre la enseñanza caracterizó también al ministerio de los apóstoles. Hch.2.42, 15.35, 18.11, 20.20; Col. 1.28.
El don de enseñanza es requisito para ser anciano, 1 Ti.3.2; T.1.9. No todos los ancianos están llamados a proclamar la Palabra públicamente; sin embargo todos deben ser capaces de enseñarla sistemáticamente a aquellos a los cuales deben atender.
EXHORTACIÓN
Mientras la profecía proclama las verdades bíblicas y la enseñanza las sistematiza, la exhortación demanda una respuesta adecuada a aquellas. Es uno de los dones (Ro.12.8). Del griego paraklesis, exhortación, alentar, aconsejar, confrontar. Su relación con el ministerio de aconsejar resulta obvia.
Exhortar es desafiar a hermanos en la fe a actuar en concordancia con la voluntad de Dios (1 Ts.5.14). Quienes poseen el don de exhortación son consejeros invalorables; y son con frecuencia la columna vertebral del ministerio de consejería en una iglesia local.
SABIDURÍA
El don de sabiduría, 2 Co.12.8, es la facultad de entender cómo usar las verdades de las Escrituras aplicadas a los aspectos prácticos del diario vivir.
Del griego sofía, sabiduría, es usada con frecuencia en el N.T. para describir la habilidad de discernir y conformarse a la voluntad de Dios. (Mt.11.19, 13.54; Stg.1.5, 3.13-17). Consejo sabio es lo que el aconsejado necesita y el don de sabiduría es lo que capacita al consejero para proveerlo (Pr.1.5, 12.15, 19.20).
___________________________________
Segunda parte de tres: Resumen del tema Los dones espirituales y la consejería bíblica, del libro Consejería Bíblica. John MacArthur. Editorial Grupo Nelson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario