Dice el Dr. Carlos G. González Salamea: “La consejería no es la receta mágica en la que el Consejero dará la
receta para la solución”. Esta, me parece una premisa interesante a considerar
para comprender el ministerio de la consejería pastoral, puesto que la mayoría de
las personas entienden equivocadamente que la consejería se trata de dar “consejos”.
En realidad la palabra consejería, dice Jay Adams, es la traducción al vocablo
inglés “counselling”, que puede significar “asesoría”, “guía”, en otras áreas
puede definirse como “coaching”, “asesoría psicológica”.
Lo importante de entender es
que la consejería se basa en el diálogo
que se da entre el aconsejado y el consejero. Es la reunión donde se puede
conversar acerca de lo que siente el aconsejado que le está causando daño,
aprender cómo enfocar la problemática y como mejorar la situación.
La consejería, es el sitio en que puedo analizar la relación con mis
hijos, conocer de los recursos y acciones que puedo tomar ante problemas que se
presenten con ellos, hablar con la persona directamente afectada, recibir apoyo
espiritual, recibir apoyo de grupo, recibir apoyo emocional. También conocer
instituciones que me pueden ayudar.
La consejería NO es un lugar en donde se dan consejos para vivir mejor. Ni
el sitio en donde se puede hablar mal del resto de la gente. Tampoco es el
lugar en donde tienen las respuestas de por qué mi hijo consume drogas. No es el
lugar en donde harán que mi esposo deje de beber, o el sitio que puede hacer
que mi pareja vuelva al hogar. Pero, sobre todo: NO ES UNA PSICOTERAPIA.
Si consideramos los requisitos de un buen consejero,
hemos de notar que la confianza es la primera característica importante, puesto
que si no inspira confianza en las personas estas no se acercarán a contarles
sus problemas. Además de poseer ciertos rasgos personales: bondad, amabilidad,
ser sociable y accesible. Pero sobre todo como consejero pastoral debe estar
familiarizado con las Escrituras, leer y conocer acerca de Dios, el plan de
Dios para la salvación del hombre, y todo lo que implica la madurez espiritual
para el creyente. Por supuesto, debe conocer la técnica de la consejería y
practicar la Ética pastoral. El consejero debe estar habilitado espiritualmente
para la consejería, esto significa que requiere oración, dependencia de Dios y
estudio serio, así como investigación, preparación, y actualización, además de conocer acerca de la naturaleza humana (psicología).
Entre las condiciones para la consejería, lo primordial es que la persona
sienta la necesidad de ayuda. De no ser así, será infructuosa la labor del
consejero. También, el aconsejado debe cooperar en la solución del problema.
Reconocer que la Palabra de Dios el principal factor de ayuda y el promotor del
cambio. La consejería requiere de un lugar y tiempo, así como respetar los
acuerdos para el buen avance de las sesiones programadas.
Bibliografía recomendada:
Consejería Cristiana Efectiva. Dr. Gary Collins, Ph.D.
Capacitado para Orientar. Dr. Jay Adams
Consejería familiar. Dr. Carlos
G. González Salamea.
Introducción al Estudio de la Pareja
Humana. Ed. Ediciones Universidad de Chile. Mayo 1995.
La familia una Aventura. Paulina
Elsner V. 5ª. Ed. Ediciones Universidad de Chile.