domingo, 30 de mayo de 2010

NUESTRO COMPORTAMIENTO (cuarta parte)

Por qué somos como somos 
La construcción de la personalidad del niño debiera ser el desafío para la evaluación de los padres en el desempeño de las tareas o responsabilidades hacia los hijos. Ya hemos visto la gran importancia que tienen los padres al participar de manera continua y directa al instruir al niño (o prepararlo para la vida, según el consejo sabio: Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de el. Proverbios 22:6), también al demostrar de manera espontanea y permanente el cariño hacia los hijos, y al fomentar de manera continua los hábitos saludables para un buen desarrollo de la personalidad. 

Educación
En el caso de la educación, no podemos negar la importancia que conlleva su consideración debido a los efectos tan evidentes en la construcción del comportamiento humano. Sin embargo, debemos siempre enfatizar los efectos socio-culturales del factor educativo en la formación de los individuos. La educación, como factor fundamental en la construcción del comportamiento, es de tal importancia que de ello depende el progreso personal, familiar y social. Educación y progreso siempre van de la mano. El consejo bíblico resume de manera tan directa la necesidad de conocimiento: «Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento» (Os.4.6). La Biblia de las Américas (1997). 

Autodisciplina 
La definición de nuestro comportamiento viene dada, también, de acuerdo al desarrollo de una autodisciplina. Ser disciplinado o no serlo es un rasgo evidente en nuestra personalidad. 
La autodisciplina se hace palpable por el apego a nuestras convicciones, al ejercitar positivamente y por iniciativa personal lo que con anterioridad ya se ha aprendido durante el desarrollo personal. La autodisciplina se reflejará también, en la conducta laboral, en el hogar, en nuestras relaciones, y en el cumplimiento de nuestras responsabilidades en el entorno donde ya como adultos nos desenvolvemos. 
La autodisciplina define el carácter de la persona; dice mucho acerca de su formación, de su educación, de sus experiencias. Así mismo refleja su formación familiar, podemos saber cómo es el ambiente en su hogar y, por supuesto, identifica de manera tan palpable el grado de responsabilidad de la persona ante las tareas a desarrollar en el ambiente donde se desenvuelve (escuela, trabajo, amistades).
Hoy, por cierto, son muchos los distractores que impiden a cualquier persona el aprender y mostrar autodisciplina.

lunes, 24 de mayo de 2010

NUESTRO COMPORTAMIENTO (tercera parte)


Experiencia de la vida

Temperamento heredado, instrucción infantil, cariño paternal, tres factores que definen de manera importante nuestro comportamiento. En un análisis completo hemos de ver que no son los únicos elementos que delinean nuestra personalidad. Consideremos lo siguiente:

Un cuarto factor es la experiencia de la vida. Es decir, todas aquellas cosas que forman parte de la vida y que dejan huella positiva o negativamente influirán de manera definitiva en nuestro comportamiento. Se trata de lo que aprendemos, sentimos, o descubrimos, en base a las experiencias de los sucesos cotidianos.
Nuestra participación directa o indirecta en torno a las experiencias de la vida no pasa inadvertida, a su tiempo las consecuencias se habrán de mostrar en nuestra forma de ser.

Aunque la mayoría de las experiencias puedan ser positivas, gratas y memorables, lamentablemente igual de memorables son las experiencias negativas que afectan el vivir. Las consecuencias negativas suelen identificarse como trauma; la huella del daño que queda en nuestro interior. Daňo que requiere de atención y tratamiento para su sanidad, a fin de desarrollar una personalidad estable, libre de los efectos negativos derivados de las malas experiencias.

Hábitos

Los hábitos son conductas inducidas por un aprendizaje condicionado, repetitivo, de manera sistemática. A fin de lograr resultados positivos tal aprendizaje debe inculcarse con responsabilidad. Por ejemplo, si un niño aprende con responsabilidad a asearse de manera regular, al crecer aprenderá a ser responsable de su aseo personal. Por el contrario si no se enseňa al niño su parte responsable con respecto al aseo, su higiene personal tendrá mucho qué decir. Estos tipos de niños son, en cierta manera, excluidos en los grupos de compañerismo donde desean participar. Ni qué decir del joven (la joven) que al llegar a la edad de casarse, aún no ha aprendido el hábito de una buena higiene personal… está por demás imaginar los efectos de su falta de aseo…

Hábitos son muchos los que han de enseňar los padres a los hijos, por ej. a cumplir con sus tareas a tiempo, a estudiar, a alimentarse sanamente, a ayudar en las tareas del hogar (ambos sexos), a comunicarse, a ser puntual, a leer, a decir la verdad, a vestirse de manera presentable (de acuerdo a la ocasión), a respetar a los demás, a ir a la iglesia, a orar, a levantarse temprano, a acostarse temprano, etc. Imagine todas las tareas que con responsabilidad los padres han de enseňar para fomentar buenos hábitos en sus hijos.

A través de ello, los padres tienen la oportunidad de impactar de manera positiva en la formación de la personalidad de sus hijos, pues los hábitos influyen en toda la vida de la persona… ¿Por qué perder esa oportunidad…?

Libro recomendado: Criemos niños seguros de sí mismos. James Dobson. Ed. Caribe Betania.
(tercera parte)

martes, 18 de mayo de 2010

NUESTRO COMPORTAMIENTO (segunda parte)

Por qué somos como somos 

La instrucción infantil 

Lo que sigue y marca nuestro comportamiento es la instrucción infantil que se recibe; la enseñanza recibida en el hogar es factor importante durante el desarrollo y crecimiento. Sea una buena o mala enseñanza, o la ausencia de esta, a su tiempo ha de repercutir para señalar cómo somos. 

Debido al impacto en el desarrollo de la personalidad de los hijos y por la gran influencia a lo largo de la vida, los padres tienen mucha tarea que cumplir, y cumplir bien acerca de la instrucción infantil en sus hijos. 

Al investigar sobre el tema, se ha concluido de manera preponderante que la instrucción que recibe el niño durante los primeros siete años de su vida, define lo que será su vida como adulto. Durante los primeros siete años de vida del niño es cuando se gesta su personalidad. Esto que es obvio para la mayoría de los psicólogos, educadores de escuelas infantiles y pediatras sigue siendo algo ignorado por los padres. Y lo es, por simple desconocimiento (http://www.dsalud.com/numero5-7.htm). 

Si esto es así, quiere decir que los padres no deben desaprovechar cada momento para dejar esa instrucción bien orientada en sus hijos(as). Siete años se nos pasan tan rápido y hay tanto qué hacer al respecto. Padres… no hay tiempo qué perder! 

Cariño paternal. 
Uno de los factores más importantes es sin duda la expresión del cariño paternal hacia los hijos. Y de manera específica: el cariño paternal. Sí, pues es el padre quien afirma con mucho la personalidad de los hijos. Por ello la importancia de que el padre se haga presente en el hogar. Es indispensable la presencia de la figura paterna para el buen desarrollo emocional de los hijos(as) pues contribuye de manera primordial para la afirmación del yo. 

El afecto paternal que el hijo capta, recibe y está observando, es la clave para la afirmación de su propia personalidad como varón. Cuando el padre de manera abierta, espontánea y sincera expresa al hijo varón su cariño y afecto está reforzando la masculinidad de su hijo. De igual forma es importante la demostración del afecto paternal para afirmar la feminidad en la hija. Cuando un padre dice palabras afectuosas y constantemente tiene demostraciones de cariño por su hija(s) esta afirmando la autoestima de su hija como mujer. 

La Secretaria de Salud en Mexico, a través de su página Centros de Atención Juvenil, lo define de la siguiente manera: Amor, aceptación y estabilidad son los tres pilares de la seguridad, condición primordial para el desarrollo afectivo infantil. Según el grado de seguridad que se le brinde, el niño se convertirá en un adulto psicológicamente estable o no. (Centros de Integración Juvenil, A.C. http://www.cij.gob.mx/) Referencia bibliográfica: El niño abandonado. Editorial Trillas, México. (segunda parte)

sábado, 15 de mayo de 2010

NUESTRO COMPORTAMIENTO (Primera parte)

Por qué somos como somos 

Entre el deseo de ser alguien Y la obsesión del ser Se debate el hombre en sus adentros Esperando ser… JCT 

Interesante es conocer al ser humano, estudiar acerca de lo que es y no es, investigar sobre su naturaleza, sus alcances, sus limitaciones, sus miedos, sus frustraciones, sus sueños, sus ideales, su potencial, su espiritualidad, su psique, su biología, su desarrollo y crecimiento, su forma de relacionarse, sus emociones, sus motivaciones, en fin… no acabaríamos de escudriñar la esencia y sub-esencias del ser. 

 Enfocarnos en su pura superficialidad no es la mejor manera de abordarlo para pretender entender el por qué de su comportamiento. 

Digo esto porque, para aquellos que estamos frente a grupo -pastores, líderes, mentores o facilitadores-, no es tarea fácil entender el por qué de ciertos comportamientos o conductas. Si bien al momento de realizarse el milagro del nuevo nacimiento se abre ante nosotros un panorama nunca antes previsto, lo cierto es que la persona sigue enfrentando sus temores, frustraciones y a veces, las propias consecuencias de su vida pasada. En la mayoría de los cristianos, existen miedos y ansiedades que impiden el crecimiento personal (LIBRE DEL MIEDO. Neil T. Anderson/Rich Miller. Ed. Unilit). 

¿Por qué somos como somos? 
Algunos, se atreverán a cuestionar acerca de ello solo al suscitarse un determinado hecho en su vida, alguna experiencia que les ha dejado en qué pensar o que les ha afectado directamente. Pero un buen número de seres humanos no llegan a pensar o reflexionar en lo que son, mucho menos a cuestionar el por qué del comportamiento humano. De manera breve veamos cuales son aquellos factores que definen nuestro comportamiento, para lograr entender mejor por qué somos como somos. 

La herencia 
Acerca del comportamiento humano no todo es genética. Existen también otros factores que definen de manera importante la personalidad del individuo. Cierto que la genética, la herencia de los padres, es definitiva en cuanto al tipo de temperamento (sanguíneo, colérico, flemático, melancólico), y desde que se nace se puede ver en cada uno ciertas características bien definidas. 

Así, lo primero que define nuestro comportamiento es la herencia: no podemos evitarla, no podemos cambiarla, no podemos escapar de ella. Los genes que heredamos de nuestros padres definen nuestro temperamento.

(Primera Parte) Libro recomendado: MANUAL DEL TEMPERAMENTO. Tim LaHaye. Ed. UNILIT.

sábado, 8 de mayo de 2010

Una aproximación a la Consejería Bíblica

Elementos importantes 
En una aproximación a la consejería bíblica podemos resaltar los siguientes elementos importantes que participan directa e indirectamente en el ministerio de consejería: 


1. REQUISITOS DEL CONSEJERO CRISTIANO
  • La confianza, principal elemento. Sin duda, pues no se puede externar las dudas o conflictos a alguien que no inspira confianza. 
  • Reunir ciertas cualidades personales: comprensión, amabilidad, que sepa escuchar, sinceridad, bondad, ética, empatía, etc. 
  • Estar familiarizado con las Escrituras. No se pueden obtener resultados efectivos si se desconoce el consejo de la Palabra de Dios. 
  • Conocer la naturaleza humana. Debemos enfatizar el estudio de la psicología para comprender el por qué del comportamiento humano. Esto, obligadamente, requiere más estudio por parte del consejero, dedicación, e investigación. 
  • Conocer su problemática personal. En la medida que aprendamos a conocernos a nosotros mismos y nuestra problemática personal, estaremos mejor capacitados para ayudar al prójimo. 
  • Conocer la técnica de la consejería. Identificar las diferentes técnicas de la consejería y sus aplicaciones. 
  • Practicar la ética. Sobre todo, que con integridad nos dediquemos a la tarea que se nos ha encomendado.

2. CONDICIONES NECESARIAS EN EL ACONSEJAR
  • Que la persona sienta necesidad de la ayuda. No puede haber resultados si el aconsejado no reconoce su necesidad de ayuda. Por eso se dice: “Consejo no pedido, es consejo no dado”. Mientras la persona no tome la iniciativa para recibir la ayuda, todo lo que se le haga entender, lo que se le diga, sugiera o aconseje sobre su problema, será infructuoso. 
  • Que la persona coopere en la solución de su problema. Se requiere la participación del aconsejado, sin ello no hay avance en la solución del conflicto. La realización de tareas es primordial, su compromiso al cambio es definitivo. El que necesita ayuda es el aconsejado, por lo tanto su cooperación es requerida. 
  • La Palabra de Dios: principal factor de ayuda y el promotor del cambio. Dios nos confronta con la verdad y debemos instruir al aconsejado a obedecer el consejo de Dios, a humillarse reconociendo sus fallas y no apartarse de la guía divina que viene a nosotros por medio del Espíritu Santo. 
  • La consejería: lugar y tiempo. Acuerdos. En la medida de lo posible contar con un espacio accesible y designar el tiempo de consejería para cada sesión. Establecer acuerdos y que el aconsejado los cumpla. 
  • Consejero habilitado espiritualmente. La mejor ayuda para el aconsejado es la que proviene de un consejero que se deja guiar por el Espíritu Santo en este ministerio.

3. CUALIDADES BÍBLICAS PARA ACONSEJAR
  • La obra principal en la consejería es ayudar y ministrar a las ovejas hambrientas, cansadas, heridas y descarriadas para ser resguardadas dentro del redil. Heb.13:7,17; 1 Tes. 5:13. 
  • Pablo menciona cualidades bíblicas para aconsejar. Ro.15:14. "vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros". Los que amonestan están llenos de bondad y de todo conocimiento. 

A propósito de amonestar, hemos de notar que esta práctica entre los creyentes se ha perdido. Cuánto nos ayudaría si nos amonestáramos unos a otros para edificación. Entendiendo que la amonestación es, la ex­hortación o advertencia basada en la enseñanza bíblica; lo que quiere decir que no se trata solamente de una opinión humana.

4. LA CONSEJERIA: Parte integral de la iglesia
  • La iglesia local es el instrumento que Cristo ha designado para ayudar a los creyentes a crecer a su imagen y semejanza. Col. 1:28. Si nuestro enfoque de la consejería tiene esta perspectiva habremos de formar mejores discípulos. 
  • Participación del pastor y los líderes en la consejería. Ef. 4:12,13; Hch.20:31. Si es posible contar con líderes capacitados en consejería, sin duda la iglesia local será bendecida de manera muy especial. 
  • El pastor debe estar involucrado en la consejería, pero en forma equilibrada. Se trata de evitar el descuido en otras áreas de desarrollo de la tarea eclesial-pastoral.

5. LA IGLESIA: Incompleta sin la consejería
  • Cuando un pastor no está vinculado a su gente, pierde contacto con sus dificultades y el proceso de los pensamientos y los hábitos que les llevan a problemas. Pero el pastor unido a su grey le llega a conocer de tal manera que al momento de aconsejar se facilita mas la comunicación y por consecuencia se obtienen mejores resultados al aconsejar. 
  • El pastor que aconseja, predica no solamente para informar sino para provocar cambio: crecimiento y santificación progresiva. Entendiendo la santificación progresiva aquella que se da día con día como resultado de una vida devocional activa, a diferencia de la santificación posicional, la que llegamos a alcanzar al momento de entregar nuestra vida a Cristo pues justo al suceder esto nuestra posición espiritual es la de uno que ha sido llamado hijo de Dios. 
  • Consejería y evangelización. En la relación de estos dos ministerios existe una complementación intrínseca, interactiva. Uno sin el otro son difícil de concebir pues el nuevo convertido requiere de la consejería para su buen desarrollo en el cuerpo de Cristo.

6. LA IGLESIA, ESENCIAL EN CONSEJERIA
  • La consejería es solo una parte en la iglesia. Sin duda existen más ministerios que se llevan a cabo en la iglesia y los mismos son de igual importancia para el buen desarrollo del cuerpo de Cristo. 
  • En el plan global de Dios para el ministerio, la consejería es una parte sincronizada del total. 
  • El uso más efectivo de la consejería es cuando forma parte de la iglesia local. 
  • Los aconsejados necesitan la ayuda de todos los ministerios de la iglesia para su crecimiento espiritual. Cada uno de los diferentes ministerios al realizar su tarea de manera efectiva y eficiente, logra proveer la ayuda complementaria en el crecimiento espiritual de la grey. 
  • Los aconsejados necesitan el decisivo compromiso de la iglesia a seguir los principios bíblicos en aspectos prácticos como la comunicación, las finanzas y el tratamiento de las finanzas. 

UN MINISTERIO NECESARIO
Ante la responsabilidad y compromiso de la iglesia para suplir las demandas de un desarrollo integral, tanto del creyente de manera individual (entendiendo al individuo desde su esencia biopsicosocial y espiritual) así como de la familia, y ante el mandato de ser luz en la oscuridad: es la consejería un ministerio necesario para el mundo actual.


Libro recomendado: Consejería Bíblica. John MacArthur. Ed. Grupo Nelson.

sábado, 1 de mayo de 2010

La crianza de los hijos


Responsabilidad de los padres 

Cuán valiosa es la presencia de la figura paterna durante el desarrollo y crecimiento de los hijos. Al estudiar el tema acerca de la crianza de los hijos, podemos aprender que nadie más es responsable sino los padres en la formación, instrucción y desarrollo de los hijos hacia su madurez en todos los aspectos. 

De manera importante no se debe descuidar las áreas psicológica y espiritual. ¿Por qué resalto esto? Por la razón de que una gran mayoría de los hombres casados solo cumplen con proveer financieramente para el hogar, pero sin un interés por comprometerse en asumir una paternidad responsable. 

Irresponsabilidad y sus efectos

Y es que eso de la paternidad responsable implica suplir no solamente los requerimientos básicos sustentables, sino atender también psicológica, espiritual y emocionalmente las necesidades de los hijos. Por un lado, la irresponsabilidad de los padres, y por otro, la violencia intrafamiliar, son las dos causas importantes que están destruyendo los hogares. Sus efectos son devastadores para la familia y de gran repercusión en la vida futura de los afectados porque sus huellas quedan presentes a lo largo de su existencia. 

El consejo de Pablo, implica de manera pertinente la responsabilidad de la crianza de los hijos por parte de los padres, pero existe un aspecto importante a considerar en el mismo versículo: « Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos...». Curiosamente, antes de educarlos debemos de cuidar no provocarlos a ira… ¿Qué entraña esto, qué implica para los padres tal advertencia, por qué la priorización del consejo? 

Un comentario necesario 

Al leer el comentario adaptado del libro Fortaleciendo el matrimonio, de Wayne Mack, Ediciones Hebrón (Desarrollo Cristiano) encontramos algo muy interesante al respecto de Efesios 6.4. A continuación les transcribo parte del comentario: 

La Biblia al Día nos ofrece una paráfrasis de este versículo que señala claramente su significado. Dice: «Y en cuanto a ustedes, padres, no estén siempre regañando y castigando a sus hijos, con lo cual pueden provocar en ellos ira y resentimientos»

Observemos la palabra resentimientos. Lo que debemos evitar es exasperar a nuestros hijos al punto de producir en ellos un resentimiento profundo y duradero. En Colosenses 3.21 encontramos una referencia brillante con respecto a esa frase. La Biblia Amplificada (traducción libre) dice: «Padres, no provoquen ni irriten ni molesten a sus hijos, no sean duros con ellos ni los hostiguen, no sea que se desanimen o pongan groseros y de mal humor, y se sientan inferiores o frustrados; o se vuelvan infelices». El mismo versículo en la Nueva Biblia Española dice así: «Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se depriman», y la versión Dios Habla Hoy lo traduce: «para que no se desanimen». En el griego la palabra que se traduce «depriman», «desanimen», o «vuelvan infelices» significa literalmente: «dejar de soplar el viento sobre las velas de un barco». Dios está diciendo: «No formen a sus hijos de tal modo que les quiten toda fuerza o iniciativa. No los críen de tal manera que se tornen totalmente frustrados, decaídos, amargados, hostiles, holgazanes, pesimistas, negativos, temerosos, miedosos, inseguros, rebeldes, resentidos, impíos y descarriados». Hasta aquí el comentario del libro. 

Nos podemos dar cuenta que las implicaciones de la advertencia del apóstol Pablo a los padres, nos deja un buen tema de reflexión sobre aquello de no provocar a ira a nuestros hijos. Asunto que la mayoría de los padres no toman muy en cuenta. 

Responsabilidad y privilegio

Los padres responsables anhelan cumplir el mandato dado por Dios en Ef. 6.4. Los padres responsables, se preocuparán por cumplir el mandato divino sobre la crianza de los hijos. Los padres responsables asumirán la tarea que compete solo a ellos, sin esperar que alguien más se haga cargo de la crianza de sus hijos. ¡Qué privilegio nos ha dado Dios!