domingo, 15 de junio de 2014

¿CÓMO APRENDEMOS A SER PADRES?

Los padres y su tarea

Hoy quiero referirme al varón como padre de familia. Sí, al padre cuyo privilegio de serlo lo pone de relieve como figura importante en el ciclo vital de la familia, debido a la influencia que ejerce en los diferentes aspectos que involucra el desarrollo de los hijos e hijas en su formación como individuos, como personas.

¿Cómo aprendemos a ser padres? ¿Quién nos ensena? ¿A qué escuela hemos de acudir para capacitarnos en esa dura, y a la vez grata, tarea de ser padres?

Muchos de los que tienen esa responsabilidad paternal, y ante la tarea que ello representa, se harán, en determinado momento, esas y otras preguntas similares. Otros, lamentablemente, nunca tendrán la preocupación de hacerse tales cuestionamientos, ya sea por descuido y/o ignorancia.

Lo cierto es que no hay manera de aprender a ser “padres” sino hasta que nos vemos directamente confrontados con el desafío de serlo. Comúnmente, aprendemos a ser padres sobre la marcha, cuando comenzamos a darnos cuenta del tipo de familia que queremos formar. Esto es, cuando tomamos conciencia del privilegio y ardua tarea en la que nos hemos involucrado. Luego, nos comprometemos, con la ayuda de nuestro cónyuge, a hacer lo mejor que podemos para lograr construir el tipo de familia que queremos formar.

Las pautas para la formación de una familia estable contienen en realidad actitudes y decisiones que no son difíciles de comprender. Lo difícil es llevarlas a cabo, ejecutarlas, accionar en pro de un beneficio colectivo, familiar. La mayoría de nosotros conocemos dichas pautas, que en realidad son valores que se enseñan y reafirman a través de la práctica cotidiana, en el diario hacer, y que son las bases para el sano desarrollo familiar.

1.-Aprendemos a ser mejores padres cuando hacemos a un lado el egoísmo. Debemos evitar mostrar desinterés y apatía hacia todo aquello que está relacionado con el desarrollo de nuestros hijos e hijas. Esto quiere decir que habremos de involucrarnos en sus actividades, sus juegos, tareas, proyectos, aun en sus emociones ante las frustraciones y éxitos alcanzados a fin de que ellos se sientan realmente comprendidos y que nos interesan en verdad (hagamos a un lado el mito de “tiempo de calidad”).

2.-Somos mejores padres cuando nos comunicamos asertivamente. Esto es, cuando ejercitamos el diálogo abierto y estamos dispuestos a aprender a escucharlos eligiendo aquellos momentos oportunos para lograr una comunicación efectiva. Hagamos que nuestros hijos e hijas sepan que cuentan con nuestro apoyo en lo que ellos quieran emprender como proyecto de vida.

3.-Los mejores padres son aquellos que demuestran el afecto. En los hogares donde libremente los miembros se demuestran afecto se respira una atmósfera que provee seguridad, protección y cariño. Es esa clase de amor que hace que los hijos e hijas deseen llegar siempre a su hogar y así recibir ese afecto incondicional, espontáneo y sincero que los haga sentir que son comprendidos. Los padres debemos de ser pródigos al momento de demostrar ese amor a nuestros hijos e hijas. Atención padres: dicha demostración de afecto paternal es el factor más importante en la reafirmación de los niños como varones y de las niñas como mujeres en su formación como individuos en su desarrollo biopsicosocial.

4.-Cumplimos mejor nuestra tarea como padres cuando inculcamos valores. No es fácil tomar el desafío de la inculcación de valores que han de conformar la personalidad de nuestros hijos e hijas, pero esto no podemos eludirlo. Sobre todo, darnos cuenta de la importancia de enseñar valores desde la perspectiva de una ética cristiana. Nuestros hijos e hijas deben de saber y experimentar que con Dios es más fácil caminar por la vida. Inculcarles la fe en Dios y animarles en el desafío de un desarrollo espiritual (donde habremos de ser el modelo), es la oportunidad que ellos tendrán para lograr su integridad como personas desde un enfoque biopsicosocial-espiritual (según la OMS, desde la perspectiva del desarrollo integral de cada individuo).

5.-Aprender a ser padres. Muchos consejos para los padres con respecto a su ejercicio los encontramos en los llamados libros de sabiduría: Proverbios y Eclesiastés, en la Biblia. Tomemos el desafío de instruirnos y ser mejores padres. Valoremos la oportunidad y el privilegio que se nos ha conferido para trascender con dignidad habiendo cumplido con nuestra tarea.
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Educación para las Relaciones Familiares, enfoca la temática de lo familiar desde la perspectiva social y espiritual, de manera accesible al público en general y a través de diversos programas educativos por medio de conferencias, talleres, y cursos. El objetivo central es la formación de mejores familias que eleven los valores de nuestra sociedad.

Libros recomendados:
Atrévete a disciplinar. Dr. James Dobson



lunes, 24 de marzo de 2014

SEXUALIDAD RESPONSABLE EN ADOLESCENTES Y JOVENES


Su impacto en el matrimonio (Parte 2)
(Investigación de la influencia de los medios sobre sexualidad. Marzo 2014)

Consideramos que hacen falta programas educativos que sean llevados a cabo con mejores estrategias de enfoque y desarrollo. Programas que sean accesibles a las masas, a través de bibliotecas públicas, centros de salud, consultorios comunitarios, asociaciones civiles, etc., así como a través de los tantos medios de difusión ya existentes y utilizados de manera cotidiana.

Buen acierto ha sido la postura de ciertos gobiernos estatales de proveer información pre-matrimonial a las parejas que van a formar un matrimonio. Dicha información se plantea como un requisito para la pareja que ya ha decidido casarse ante las autoridades civiles. Caso especifico, el estado de Colorado, en EEUU, que a finales de 2013 hizo pública esta ley: con una semana de pláticas pre-matrimoniales para los que se van a casar por primera vez, dos semanas de pláticas para los que son de segunda vez, y tres semanas para los de tercera ocasión. Desconocemos el impacto que esto ha causado en los solicitantes al matrimonio, pero sin duda que la acción del gobierno atiende a una necesidad social que se desea atender, y en pro del bienestar de la misma sociedad.

Nuestra sociedad requiere el enfoque de una sexualidad responsable que prepare a los adolescentes y jóvenes para el matrimonio. Es en el ámbito del matrimonio donde la pareja va a desenvolverse de acuerdo a sus roles y a la vez conllevar en su propia experiencia ese crecimiento en su relación conyugal. A la vez, tomar en cuenta la responsabilidad de inculcar en sus futuros hijos(as) los valores que le provean un desarrollo sano en todas las áreas de su crecimiento. Los padres de familia no deben descuidar la educación básica desde el hogar, donde los hábitos  son aprendidos, así como los valores morales y espirituales que han de conformar la individualidad de los hijos(as). Aunado a la educación en el hogar están los moldes de conductas y actitudes de los padres hacia los hijos, mismos que fortalecen la autoestima, y el desempeño que se traduce en la formación del carácter del niño(a) en desarrollo hasta llegar a ser el adulto que debe ser.


Educación para las Relaciones Familiares, enfoca la temática de lo familiar desde la perspectiva social y espiritual, de manera accesible al público en general y a través de diversos programas educativos por medio de conferencias, talleres, y cursos. El objetivo central es la formación de mejores familias que eleven los valores de nuestra sociedad.

SEXUALIDAD RESPONSABLE EN ADOLESCENTES Y JOVENES

Su impacto en el matrimonio (Parte 1)
(Investigación de la influencia de los medios sobre sexualidad. Marzo 2014)

La sexualidad bien enfocada, desde la perspectiva del ser humano como un ser biopsicosocial-espiritual, así definido según la OMS, provee al individuo un sano desarrollo como persona sin evadir sus propias responsabilidades en el papel que desempeña en la sociedad en que se desenvuelve. Hablamos de aquellas responsabilidades en el área de lo familiar, laboral y social.

Acerca de la incidencia en la influencia de una sexualidad mal asimilada, nos hemos dado cuenta de la invasión de los medios, específicamente a través del internet, y de la facilidad con que la información puede llegar a los adolescentes y jóvenes, y en general a cualquier persona. Basta solo con dar un “click” para ingresar sin mayor problema ni restricción a información escrita o visual que se presenta libremente. Por un lado, podemos entender acera da la libertad de expresión cómo los individuos poseen esa garantía de la libre expresión y a la vez defender de manera contundente ese derecho; independientemente de la expresión que se dé y sin importar el ámbito social a condición de “no lesionar los derechos del ser humano”. Pero, por otro lado, parece que tal derecho posee límites tan amplios que las leyes sociales no han podido contener. En cierta manera puede ser entendible por algún conflicto de intereses como trasfondo de la tal situación, o simplemente por indiferencia.

Pero a la misma vez que podemos darnos cuenta de lo fácilmente accesible que puede ser la información, hemos comprobado a través de encuestas personales en el desempeño de nuestra labor como educadores, que la mayoría de las personas no se informan. No tienen la iniciativa de informarse por cualquiera de los medios de difusión acerca del tema (sexualidad responsable). La gran mayoría de la población, con seguridad podemos decirlo, no posee la cultura de la lectura, mucho menos la disciplina de investigar para adquirir el conocimiento. En realidad son pocos aquellos que se preocupan por estar bien informados. Y no me refiero tan solo a la información popular a través de la televisión o la radio, la cual también mayormente su programación va enfocada a proyectar ideas que tienden a desinformar, pero me refiero también a la información como autodisciplina a través de libros, periódicos, conferencias, cursos educativos, etc. La información que transmite y comunica buenas ideas y pensamientos que ayuden a elevar el nivel humano, social y espiritual de las personas hace mucha falta. No hay tantos educadores como se requieren.


En investigaciones anteriores (Sexualidad en adolescentes, riesgo para VIH/SIDA: ¿Problema ético o moral? http://www.monografias.com) hemos comprobado la gran falta de información entre el grupo de adolescentes y jóvenes con respecto al desarrollo de su sexualidad. Esto, sin temor a equivocarnos, sucede en todos los países de Latinoamérica. Hay una queja constante de los estudiosos del tema, primero la falta de la inculcación de los valores morales y espirituales y la falta del compromiso tanto de los padres de familia como del gobierno en presentar estrategias que permitan superar la tal desinformación.

jueves, 23 de enero de 2014

LA MUERTE: LA MAYOR DE LAS ADVERSIDADES


La muerte propia


La vida es un viaje que nos lleva de sorpresa en sorpresa. Ahora vivimos tal o cual experiencia, muchas veces inimaginable, y luego enfrentamos otra más, sea buena o sea mala, y así día a día. No podemos saber lo que nos depara el nuevo día al momento de abrir nuestros ojos, sin embargo eso no nos detiene, no nos inmoviliza ni nos evita llevar a cabo nuestras actividades cotidianas. Por supuesto, esperamos tener éxito en las diferentes tareas que hemos programado realizar, no pensamos en otra cosa, entonces las adversidades nos llegan cuando menos lo pensamos. La mayoría de las veces no alcanzamos a comprender que tales experiencias adversas nos llegan de manera oportuna y que son para nuestra enseñanza.

El teólogo y filósofo ingles C. S. Lewis (1898-1963) dijo: “La experiencia es el más brutal de los maestros. Pero aprendes, mi Dios hace que aprendas”.

Las adversidades nos proveen experiencia, no podemos evitarlas, y lo único que podemos hacer es estar preparados para cuando lleguen a nosotros.

La Biblia nos habla de algunas personas con problemas: la viuda que perdió a su único hijo, el ciego que tenía toda una vida sin conocer el mundo, aquella mujer que tenía ya 12 años padeciendo de flujo de sangre, y el paralítico que no tenía quién lo sumergiera en la fuente milagrosa; todos ellos experimentaron adversidades pero hubo quién se compadeció de ellos. Entonces, aquellos, los que habían pasado por tanto sufrimiento, tuvieron la oportunidad de conocer la victoria tras la adversidad cuando llegó Jesús a sus vidas.

Por supuesto, la mayor adversidad es el tener que enfrentar la muerte propia. La de los seres queridos o amistades habremos de sobrellevarlas aunque con mucho dolor, pero pensar en la muerte propia nos hace tambalear. Eso nos hace reflexionar -si ponemos seriedad en el asunto- en aquello que por mucho evitamos aceptar: el fin de la vida propia. Se suele pensar que la muerte es solo para los viejos, por eso mientras hay juventud el tema carece de importancia. No se medita en ello, no se habla, se evade el tema; evitamos razonar en la necesariedad de la muerte.

Acerca de ello el médico uruguayo Dr. Álvaro Pandiani (La esperanza cristiana en la era poscristianareflexiona y nos comparte:

El carácter inexorable de la mortalidad del hombre se expresa en la Santa Biblia en diversas formas, y cada una agrega algún aspecto a ese principio general de lo inevitable:
“Todos de cierto morimos y somos como agua derramada en tierra que no puede volver a recogerse” (2 Samuel 14:14a). “Agua derramada en tierra que no puede volver a recogerse” es una apropiada figura para ilustrar el carácter definitivo y sin retorno del morir.
“Yo sé que me conduces a la muerte, y a la casa a donde va todo ser viviente” (Job 30:23). Destaca aquí que el solo hecho de vivir implica desplazarse por la línea del tiempo hacia un destino único y universal, lo que también se nota en el Salmo 49:10: “… se ve que aún los sabios mueren; que perecen del mismo modo que el insensato y el necio, y dejan a otros sus riquezas”.
Eclesiastés 8:8 expresa otro punto importante: “No hay hombre que tenga potestad sobre el aliento de vida para poder conservarlo, ni potestad sobre el día de la muerte. Y no valen armas en tal guerra, ni la maldad librará al malvado”. “No valen armas en tal guerra” puede entenderse, entre otras cosas, como una alusión a los esfuerzos terapéuticos aplicados en un intento de retrasar a lo menos el desenlace final.

Sepamos y no olvidemos que “…este Dios, es Dios nuestro eternamente y para siempre, él nos guiará aún más allá de la muerte” (Sal. 48:14). Por lo tanto, cifrar nuestra esperanza en Dios es la mejor manera de enfrentar la mayor de las adversidades: la muerte propia. Trae paz el hecho de saber que nuestro postrer enemigo ya ha sido vencido (1 Co.15:55-57).

Libros recomendados: Cómo recuperarse de las pérdidas de la vida", H. Norman Wright. Portavoz. USA, 2004.
"Expedientes del Dolor", Juan Constantino. (poesía tanatológica). Amazon.com. USA, 2017.