Los padres y
su tarea
Hoy quiero referirme al varón como padre de
familia. Sí, al padre cuyo privilegio de serlo lo pone de relieve como figura
importante en el ciclo vital de la familia, debido a la influencia que ejerce
en los diferentes aspectos que involucra el desarrollo de los hijos e hijas en
su formación como individuos, como personas.
¿Cómo aprendemos a ser padres? ¿Quién nos ensena? ¿A
qué escuela hemos de acudir para capacitarnos en esa dura, y a la vez grata,
tarea de ser padres?
Muchos de los que tienen esa responsabilidad
paternal, y ante la tarea que ello representa, se harán, en determinado momento,
esas y otras preguntas similares. Otros, lamentablemente, nunca tendrán la preocupación
de hacerse tales cuestionamientos, ya sea por descuido y/o ignorancia.
Lo cierto es que no hay manera de aprender a ser “padres” sino hasta que nos vemos directamente confrontados con el desafío de serlo. Comúnmente,
aprendemos a ser padres sobre la marcha, cuando comenzamos a darnos cuenta del
tipo de familia que queremos formar. Esto es, cuando tomamos conciencia del
privilegio y ardua tarea en la que nos hemos involucrado. Luego, nos
comprometemos, con la ayuda de nuestro cónyuge, a hacer lo mejor que podemos
para lograr construir el tipo de familia que queremos formar.
Las pautas para la formación de una familia estable
contienen en realidad actitudes y decisiones que no son difíciles de
comprender. Lo difícil es llevarlas a cabo, ejecutarlas, accionar en pro de un
beneficio colectivo, familiar. La mayoría de nosotros conocemos dichas pautas,
que en realidad son valores que se enseñan y reafirman a través de la práctica
cotidiana, en el diario hacer, y que son las bases para el sano desarrollo
familiar.
1.-Aprendemos
a ser mejores padres cuando hacemos a un lado el egoísmo. Debemos evitar
mostrar desinterés y apatía hacia todo aquello que está relacionado con el
desarrollo de nuestros hijos e hijas. Esto quiere decir que habremos de involucrarnos
en sus actividades, sus juegos, tareas, proyectos, aun en sus emociones ante
las frustraciones y éxitos alcanzados a fin de que ellos se sientan realmente
comprendidos y que nos interesan en verdad (hagamos a un lado el mito de “tiempo
de calidad”).
2.-Somos
mejores padres cuando nos comunicamos asertivamente. Esto es, cuando
ejercitamos el diálogo abierto y estamos dispuestos a aprender a escucharlos
eligiendo aquellos momentos oportunos para lograr una comunicación efectiva.
Hagamos que nuestros hijos e hijas sepan que cuentan con nuestro apoyo en lo
que ellos quieran emprender como proyecto de vida.
3.-Los
mejores padres son aquellos que demuestran el afecto. En los hogares donde
libremente los miembros se demuestran afecto se respira una atmósfera que
provee seguridad, protección y cariño. Es esa clase de amor que hace que los
hijos e hijas deseen llegar siempre a su hogar y así recibir ese afecto
incondicional, espontáneo y sincero que los haga sentir que son comprendidos.
Los padres debemos de ser pródigos al momento de demostrar ese amor a nuestros
hijos e hijas. Atención padres: dicha demostración
de afecto paternal es el factor más importante en la reafirmación de los niños como
varones y de las niñas como mujeres en su formación como individuos en su
desarrollo biopsicosocial.
4.-Cumplimos
mejor nuestra tarea como padres cuando inculcamos valores. No es fácil tomar
el desafío de la inculcación de valores que han de conformar la personalidad de
nuestros hijos e hijas, pero esto no podemos eludirlo. Sobre todo, darnos cuenta
de la importancia de enseñar valores desde la perspectiva de una ética cristiana.
Nuestros hijos e hijas deben de saber y experimentar que con Dios es más fácil caminar
por la vida. Inculcarles la fe en Dios y animarles en el desafío de un
desarrollo espiritual (donde habremos de ser el modelo), es la oportunidad que
ellos tendrán para lograr su integridad como personas desde un enfoque
biopsicosocial-espiritual (según la OMS, desde la perspectiva del desarrollo
integral de cada individuo).
5.-Aprender
a ser padres. Muchos consejos para los padres con respecto a su ejercicio
los encontramos en los llamados libros de sabiduría: Proverbios y Eclesiastés, en
la Biblia. Tomemos el desafío de instruirnos y ser mejores padres. Valoremos la
oportunidad y el privilegio que se nos ha conferido para trascender con
dignidad habiendo cumplido con nuestra tarea.
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Educación para las Relaciones Familiares, enfoca la temática de lo familiar desde la
perspectiva social y espiritual, de manera accesible al público en general y a
través de diversos programas educativos por medio de conferencias, talleres, y
cursos. El objetivo central es la formación de mejores familias que eleven los
valores de nuestra sociedad.
Libros recomendados:
Atrévete
a disciplinar. Dr. James Dobson