Hace algunos días, al reunirme con un grupo de pastores con quienes comparto la materia de Consejería Pastoral pude ver en ellos el sincero interés por aprender más acerca de los fundamentos de la Consejería bíblica. Como dijo uno de ellos, «… nos damos cuenta de que necesitamos aprender acerca del tema pues no sabemos mucho sobre esta materia…». De hecho, el aprendizaje en cuanto a la consejería requiere de actualización continua, persistencia en el estudio y la investigación, de manera personal. Pero, además, insisto yo, se requiere el estudio obligado de la psicología como materia, para lograr comprender la conducta humana y sus repercusiones en todas las experiencias de la vida.
Hemos de aceptar que cuando venimos a conocer a Cristo, el nuevo nacimiento nos hace participantes de la familia de Dios, somos adoptados hijos suyos (Ef. 1.5), no hay otra manera. Pero todo el cúmulo de experiencias pasadas y sus efectos no son eliminados instantáneamente de nuestra vida. Se requiere pasar por el proceso de la regeneración para lograr, día con día, ser transformados de la antigua manera de vivir. Si tal no es así, el apóstol Pablo no le hubiera dicho a los efesios que se despojaran del viejo hombre y que se vistieran del nuevo hombre creado según Dios (Ef.4.22-32).
Por lo tanto, si el cambio en cuanto a nuestra conducta no es inmediato en el nuevo nacimiento, entendemos que se requiere trabajar las áreas de nuestra vida que aún nos causan problema para afirmarnos bien, hasta lograr un buen fundamento en la nueva vida en Cristo. Las epístolas están llenas de recomendaciones al respecto, lo que nos indica que Pablo se dio cuenta de lo que estaba fallando en aquellos nuevos convertidos bajo su ministerio. Las mismas observaciones hechas a los primeros cristianos, son las mismas que hemos de tomar en cuenta como pastores, en el discipulado de nuevos creyentes para lograr un verdadero crecimiento espiritual.
Precisamente, al analizar una encuesta hecha a un grupo de pastores, uno de los ejes centrales de la investigación se refería a este hecho, el discipulado, a lo cual una buena parte de los pastores entrevistados aceptaban su deficiencia en cuanto a discipular a los creyentes. Muchos pastores se sentían frustrados en cuanto al nivel de discipulado que habían podido lograr en sus congregaciones. Una causa importante, señalaron, es el desinterés de la gente hacia el estudio de las Escrituras, y la falta de materiales para la enseñanza.
Por otro lado, con seguridad vamos a encontrar a pastores, consiervos en el ministerio, que no estarán de acuerdo con el estudio de la consejería cuando enfatizamos que se requiere más estudio en el área de la psicología. Para ellos, la respuesta a todo problema es: «…vamos a orar hermano…», lo cual no está mal y se requiere. Pero hoy, siglo XXI, tenemos más recursos que nos sirven de apoyo, y que aunados a la oración nos son de mucha ayuda para lograr un mejor desempeño en el ministerio de consejería.
Quienes han tomado en cuenta capacitarse en esta área pastoral, sin duda estarán mejor equipados para ser más eficientes en su ministerio. ¡Felicidades!
Libro recomendado: Consejería Cristiana Efectiva. Gary Collins. Editorial Portavoz.
Hemos de aceptar que cuando venimos a conocer a Cristo, el nuevo nacimiento nos hace participantes de la familia de Dios, somos adoptados hijos suyos (Ef. 1.5), no hay otra manera. Pero todo el cúmulo de experiencias pasadas y sus efectos no son eliminados instantáneamente de nuestra vida. Se requiere pasar por el proceso de la regeneración para lograr, día con día, ser transformados de la antigua manera de vivir. Si tal no es así, el apóstol Pablo no le hubiera dicho a los efesios que se despojaran del viejo hombre y que se vistieran del nuevo hombre creado según Dios (Ef.4.22-32).
Por lo tanto, si el cambio en cuanto a nuestra conducta no es inmediato en el nuevo nacimiento, entendemos que se requiere trabajar las áreas de nuestra vida que aún nos causan problema para afirmarnos bien, hasta lograr un buen fundamento en la nueva vida en Cristo. Las epístolas están llenas de recomendaciones al respecto, lo que nos indica que Pablo se dio cuenta de lo que estaba fallando en aquellos nuevos convertidos bajo su ministerio. Las mismas observaciones hechas a los primeros cristianos, son las mismas que hemos de tomar en cuenta como pastores, en el discipulado de nuevos creyentes para lograr un verdadero crecimiento espiritual.
Precisamente, al analizar una encuesta hecha a un grupo de pastores, uno de los ejes centrales de la investigación se refería a este hecho, el discipulado, a lo cual una buena parte de los pastores entrevistados aceptaban su deficiencia en cuanto a discipular a los creyentes. Muchos pastores se sentían frustrados en cuanto al nivel de discipulado que habían podido lograr en sus congregaciones. Una causa importante, señalaron, es el desinterés de la gente hacia el estudio de las Escrituras, y la falta de materiales para la enseñanza.
Por otro lado, con seguridad vamos a encontrar a pastores, consiervos en el ministerio, que no estarán de acuerdo con el estudio de la consejería cuando enfatizamos que se requiere más estudio en el área de la psicología. Para ellos, la respuesta a todo problema es: «…vamos a orar hermano…», lo cual no está mal y se requiere. Pero hoy, siglo XXI, tenemos más recursos que nos sirven de apoyo, y que aunados a la oración nos son de mucha ayuda para lograr un mejor desempeño en el ministerio de consejería.
Quienes han tomado en cuenta capacitarse en esta área pastoral, sin duda estarán mejor equipados para ser más eficientes en su ministerio. ¡Felicidades!
Libro recomendado: Consejería Cristiana Efectiva. Gary Collins. Editorial Portavoz.