lunes, 23 de enero de 2012

CONSEJERÍA A LA PAREJA

Requiere confrontación 
Qué   difícil le es al hombre dejar de expresar sus machismos para lograr el buen desarrollo en su vida como pareja. Pues es el varón a quien Dios ha señalado como quien tiene la autoridad en su casa, y quien es así mismo el responsable de que su familia conozca a Dios, su Palabra y sus misericordias abundantes. 
Pero cuando el hombre falla en esa tarea queda hecho un cero a la izquierda cuando se hace manifiesta su incapacidad para dirigir el destino de los suyos. Esto lleva a su familia al fracaso inmediato en el crecimiento de la vida espiritual de los suyos, al fracaso para lograr la unidad familiar al fallar, por consecuencia, en la educación de los valores (morales, familiares y espirituales) que son fundamentales en el desarrollo de la personalidad de los hijos. 

Hogares destruidos
Por un lado, qué lástima por la destrucción de esos hogares; y por otro lado, qué avergonzados hemos de sentirnos quienes nos preocupamos por dirigir, guiar, apacentar con buena fe y mejores intenciones a aquellos que debieran ser los esposos y padres elegidos para engrandecer la obra de Dios a través de lo más valioso que se le pueda otorgar a un hombre en esta tierra: esposa e hijos. Sí, avergonzados, porque nos damos cuenta que en la mayoría de los casos donde existe un conflicto conyugal, el evangelio no es la forma que rige el estilo de vida en la pareja, sino los propios intereses personales, el bienestar que encubre el egoísmo, y los falsos paradigmas que impone la sociedad que nos envuelve; por el pecado que nos asedia y que proviene del mundo: el deseo de la carne, el deseo de los ojos y la vanagloria de la vida. (1 Jn.2.16).

La fuente del conflicto
¿Cómo esperar que la pareja encuentre solución a su conflicto si no son capaces de reconocer primero que el conflicto está en el interior de cada uno de ellos? ¿Cómo esperar que ambos encuentren la solución al conflicto si son incapaces de comunicarse por el pecado que habita en su propia naturaleza humana, y que les hace llenarse de amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, y toda malicia? (Ef.4.31). 
En tanto ellos (la pareja) no reconozcan su pecado no podrán avanzar en la solución de su conflicto. Y en tanto no se acerquen a pedir perdón al dador de la vida encontrarán obstáculos para el buen desarrollo de su matrimonio. Y aun más, si ellos no toman la iniciativa para acudir al pastor-consejero no podrán avanzar en esa sanidad tan necesaria para su propio crecimiento y para poder darle gloria a Dios, su hacedor. 

Restaurar el conflicto
Está de más decirlo, pero es la pareja quien debe dar el primer paso para su restauración en el conflicto conyugal, acudiendo a su pastor, a su consejero o guía espiritual. La solución no es inmediata pero el compromiso de cada uno de los cónyuges hace posible la restauración paso a paso. Una de las mejores maneras de obtener éxito en este tipo de conflictos es a través de la confrontación de la pareja. ________________________________________ 

 Libro recomendado: Limites cara a cara. Henry Cloud, John Townsend. Ed. Zondervan. 

 contacto Email: consejeriafe@aol.com