jueves, 23 de diciembre de 2021

NAVIDAD Y AÑO NUEVO

¡AMOR, FELICIDAD Y PAZ!

 








Un discurso sabio

En las propias palabras del sabio, la vida y todo lo que esta conlleva, es vanidad.

¡Qué manera de iniciar un discurso! ¡Y qué manera de resumir en esa sola palabra una totalidad incomprensible y muchas veces inaccesible para la mente común!

Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Eclesiastés 1:2

Una verdad

Declarar que todo es vanidad deja al hombre sin poder definir su lógica, su manera particular de ver las cosas y su significado. Lo deja sin excusa ante lo pasado y lo por venir. No hay opción de ser, es aceptar una verdad que nadie nunca antes pudo asumir, ni nadie después podrá definir, y solo le queda –al hombre-  el tener que aceptar la tal verdad: que todo es vanidad.

Del latin: vanus

Asumir que todo es vanidad deja a cada ser humano reducido a… casi nada. Podemos entenderlo por la propia definición etimológica de la palabra: vanidad viene del latín vanitas, vanitatis (cualidad de lo vano, pura apariencia, fraude, presunción de que se posee algo cuando el interior está vacío). El vocablo se deriva del adjetivo vanus (vano, hueco, vacío). etimologías.com ›vanidad

Vanidad o necesidad

Y aunque “todo” es vanidad” aun así no podemos escapar de caer atrapados en aquello que cotidianamente tiene relación con lo que involucra nuestra existencia, sus motivos y sus agobios, sus logros y fracasos… emociones y apegos. La cuestión es que podamos marcar la diferencia entre lo que simplemente nos es necesario tener para suplir nuestras necesidades de vida, y entre aquello que queremos poseer a toda costa, derivándose en un placer infundado: una falsa emoción que nos embriaga y que hace crecer nuestro ego.

Crisis existencial

El autor del libro Eclesiastés, desde su introducción deja en claro el tono de su discurso. Sus reflexiones, bien o mal entendidas, han sido tema de discusión para muchos pues nos plantea las preguntas que el ser humano ha de plantearse en algún momento de su vida, mayormente en tiempo de crisis, la llamada “crisis existencial”:

  • ¿Tiene sentido esta vida, que en muchas ocasiones se nos presenta tan llena de problemas? 
  • ¿De qué sirven los logros realizados si al final moriremos, y todos por igual? 
  • ¿De dónde vengo, y a dónde voy? 
  • ¿Por qué estoy en esta tierra…?
  • Etc,

Disfrutar sin olvidar

Ante tal perspectiva fatalista -que bien pudiera parecer el planteamiento del libro- hemos de asumir la certeza y realidad del existir humano “debajo del sol” (Ec. 1:3), sin ningún análisis de lo por venir, ni de lo eterno. Sin embargo, Eclesiastés, nos deja muy claro que se trata de disfrutar la vida que Dios nos da, aunque halla frustración, fatiga y al final todo sea vano (Ec. 1:4-10). El autor nos alienta a disfrutar bien, dentro de la legalidad, de las cosas que Dios nos da, pero sin olvidar que esta vida es solo preámbulo de la venidera.

La vida tiene sentido

Lejos de toda fatalidad, el mensaje de Eclesiastés en realidad nos insta a encontrar el verdadero sentido de la vida, sin desperdiciar el tiempo de nuestra existencia. Claro, desde la perspectiva de la eternidad, mientras tanto, todo tiene su tiempo debajo del sol (Ec. 3:1).

Amor, paz y felicidad

Haciendo a un lado la vanidad de la vida, y en estas ocasiones especiales cuando estamos rodeados de nuestros seres amados, seamos capaces de transmitir la esencia de un sentir puro cargado de amor y paz, sobre todo paz, pues esta es la verdadera felicidad. Hoy y siempre, recordemos las palabras del único que nos puede dar esa paz:

»Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo os doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.«

Juan 14:27 Nueva Traducción Viviente

 

A todos ¡FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO!