domingo, 7 de noviembre de 2010

CONSEJERÍA Y LA VIOLENCIA MASCULINA EN LA PAREJA

Maniobras micromachistas La problemática en las relaciones familiares surge inicialmente de un mal manejo en la comunicación intrafamiliar. Y sin lugar a dudas, lo que antecede a esto es la falta de interés, la indiferencia ante la idea de construir un entorno familiar que involucre la participación colectiva de sus integrantes. Comúnmente esto queda fuera de perspectiva en la mayoría de las parejas que inician un matrimonio. 

 Las causas principales de una mala comunicación intrafamiliar suelen ser el egoísmo, la indolencia y el desamor que se van manifestando a lo largo de la relación conyugal y que luego se transmite a los demás miembros de la familia. Factores que la mayor de las veces pasan desapercibidos hasta que uno de los cónyuges comienza a tener noción de lo que sucede y asume el papel de víctima en la relación. 

 En el matrimonio, los efectos de la mala comunicación tienen que ver con la actitud y conductas micromachistas manifestadas por el varón durante un periodo de tiempo considerable. El patrón micromachista muchas veces se forja en la antesala del matrimonio, el noviazgo, donde se pasan por alto en aras de un cambio “positivo” que se haga manifiesto -y de forma casi inmediata- en el nuevo estatus de esa relación. Esto no sucede así, y puesto que la mujer afectada sucumbe ante lo que requiere iniciar ahora como su sueño hecho realidad, tiende a dejar pasar desapercibido la actitud y conducta nocivas y manifiestas en el rol masculino del nuevo proyecto conyugal. 

 Al investigar sobre el tema, los ejemplos más comunes de micromachismo son el mantener el control de las finanzas hasta en lo más elemental, permitiendo a la mujer no desarrollar su papel en el asunto administrativo de la economía familiar. Aun si ella misma es capaz de aportar con sus propias finanzas (1). Otra actitud micromachista del varón es prohibir a la esposa el prepararse académicamente, obligándole a permanecer en el hogar pues “es lo mejor que puede y debe hacer para el bienestar de la familia”. Dicha actitud va de la mano con el hecho de no permitir a la mujer el obtener un empleo sustentable que sería de gran ayuda para el bienestar y progreso ante las necesidades del hogar (2). Otra maniobra es el paternalismo. En este tipo de maniobra se enmarca la posesividad y a veces el autoritarismo del varón, haciendo "por" y no "con" la mujer e intentando aniñarla. Se detecta sobre todo cuando ella se opone, y él no puede tolerar no controlarla (3). (1), (2), (3). Tomado de CORSI, Jorge. Violencia masculina en la pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención. Paidós. 1995

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