miércoles, 8 de febrero de 2012

CONSEJERÍA PRENUPCIAL


Requisito obligado

Sucede que a este aspecto de la consejería no se le da mucha importancia. En su gran mayoría, ni los líderes de jóvenes ni los pastores ven la importancia de educar a los adolescentes en esa fase de su crecimiento y desarrollo como personas. Los padres comienzan a angustiarse cuando los adolescentes y las adolescentes les llegan con la noticia de que ya tienen novio(a) o que piensan involucrarse en una relación más que amigos. Y su angustia se debe a que la mayoría de las veces, ellos, los padres no se encuentran preparados para guiar a sus hijos acerca de temas sobre las relaciones, la educación, la sexualidad, el matrimonio, etc. Temas por demás importante en el desarrollo integral de los hijos(as).

Por supuesto, los padres –la mayoría- esperan que la iglesia sea la que se encargue de educar a sus hijos e hijas en esas áreas en las que ellos se sienten incapacitados para proveer la información adecuada. Información vital, pues de la formación que hoy se dé a los hijos(as) depende su desarrollo y comportamiento como adultos, en el futuro. Entonces, como padres, ¿qué estamos haciendo ”hoy” para preparar a nuestros hijos(as) para el “mañana”? Como guías espirituales de adolescentes y jóvenes, ¿qué estamos haciendo para proveer la información adecuada para su desarrollo como personas?

Aun, los jóvenes casaderos desconocen que el matrimonio tiene una meta, que al fin de cuentas es la determinante para lograr el éxito de la vida matrimonial. Veamos: el propósito en el matrimonio, para la mujer, no es llenar las propias expectativas de tener un esposo, por ejemplo, que se haga responsable de «todas mis “necesidades” (caprichos) como mujer», pues ella es la “reina”; y por otro lado, el hombre, pensará quizás, en lograr sus expectativas propias y egoístas (machismo) de independencia y de poder, al tener finalmente a «la mujer que le ha de cumplir todos sus deseos», pues él es el “rey”. Por supuesto, esas y otras semejantes formas equivocadas de pensar, no conforman el verdadero propósito del matrimonio.

Por lo tanto, si la pareja desconoce cuál es la verdadera meta del matrimonio, surge la pregunta: ¿para qué se casan?

Debemos hacer ver a los adolescentes y jóvenes que la meta final del matrimonio es: la realización del cónyuge. Esto es, el esposo apoyando en todo lo posible a su esposa para que se realice como persona, y viceversa.

Pero, claro, quizás alguien puede decir, “es que, la meta de cada matrimonio es glorificar a Dios”. Pues no, ya que esa es la meta de todo creyente; y por ello cada uno en el matrimonio, de forma individual, ha de buscar que Dios sea glorificado en su vida.

Consideremos lo siguiente: por un lado, la pareja de esposos debe cuidar que su matrimonio progrese, madure y sea estable, y todo eso se ha de lograr si Dios es prioridad en sus vidas; pero por otro lado, el uno ha de procurar al otro para que éste logre su realización como persona, y eso implica el esfuerzo de cada uno enfocados en una misma META: la realización del cónyuge.
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