jueves, 12 de abril de 2012

LA CONSEJERÍA Y EL PERDÓN

El hombre y sus conflictos es la historia de una humanidad caída. 

En el razonamiento de Pablo queda muy claro la batalla de todo hombre: “Mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi espíritu, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Ro.7.23). Es el conflicto permanente, y es la necesidad permanente de sofocar la angustia de pecar. Que no hay paz en el corazón del hombre en tanto vaya en busca del perdón divino. 

Perdón, palabra sanadora. 

Es el perdón el acto que ha de redimir las conciencias caídas. Se requiere el perdón para la eficacia de la consejería. No hay avance si no se experimenta el perdón. El perdón del sí mismo, el perdón de mi próximo, el perdón entre dos; el perdón que haga caer los obstáculos que impiden la sanidad interior, la redención, el avance en la resolución del conflicto, cualquiera que este sea. 

No en vano fue el perdón la prueba máxima del Redentor para librarnos del conflicto existencial (¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?) que conlleva a la muerte espiritual. Sin Dios hay muerte eterna, sin Dios no hay esperanza, sin Dios la vida no tiene sentido. 

¿Cómo iniciar el proceso de la consejería? 

Ante todo se necesita la voluntad de querer resolver el conflicto, esa decisión para confrontar el problema, asumir la propia responsabilidad y tomar el compromiso de avanzar paso a paso en el proceso de la sanidad. 

Al tomar conciencia de la tarea a realizar, el aconsejado podrá avanzar en su propia solución si parte del correspondiente reconocimiento de ser parte involucrada en el conflicto, aceptando su error, o pecado, y deseando corregir la falta. 

No puede haber sanidad si no hay perdón. No puede haber solución si no hay compromiso. 

En ese proceso de sanidad el consejero participa como guía en la solución del conflicto acompañando al aconsejado paso a paso, alentando el avance, enfrentando los altibajos, sugiriendo acciones que permitan reaccionar ante el problema. 

En todo esto, permitiendo que actúe el Espíritu Santo, limpiando las conciencias, dando directrices, alentando en la prueba y fortaleciendo para avanzar con esperanza.

 ________________________________________ Bibliografía recomendada: Consejería Bíblica. John MacArthur. Ed. Grupo Nelson. USA. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario